Como los ángeles al caer del sol vi florecer el jardín de rosas con espinas. Vi también a mucha gente podándolo y extrayendo lo mejor de sí. Vi cómo duendes, hadas y gnomos hacían el trabajo de sacar de los corazones de esa gente los odios, rencores y toda clase de maledicencias. Y en su lugar, plantaron paciencia, amor, tolerancia, respeto.
Vi que al terminar de podar las rosas, un nuevo hombre había nacido; unificador de naciones, amoroso, respetuoso de las leyes universales y cósmicas. Su rostro era sublime, con la hermosura que aún no conocemos.
Un nuevo hombre nació.
Chela Palacios
30 de septiembre 2010.
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