Y… Un día fui creada
Chela palacios
(En el escenario se encuentra
un árbol de utilería. Sale el árbol
aparece un tronco, van apareciendo uno detrás de otro se encuentran dos
personas acomodando el tronco) (Aparece una silla rústica, tres telones van apareciendo,
uno tras otro con la figura boceteada de la silla y terminada. Hasta que aparece el personaje
Silla)
Silla: (Se toca, estirándose) Soy una
silla, de eso estoy segura ya que soy
algo mayorcita. Parece que he dormido bastante. Al igual que la gente que me ha utilizado, he
progresado y evolucionado con el tiempo. Al principio fui un árbol, me cortaron
y me transformé en tronco. Tengo apenas
150 años que recién acabo de cumplir. Recuerdo
clarito cuando fui creada. El dueño de la casa cansado de sentarse en el suelo
y en troncos de palos, ideó moldear el tronco. Primero fui más horizontal que
vertical, más ancha que alta, la madera maciza y gruesa, al principio era muy
robusta, nada fina y así aparecí. Yo era feliz y no lo sabía. Mi verdadera
historia comenzó cuando comencé a pasar de mano en mano. Se que estuve en un
silencio por mucho tiempo, guardada en un rincón hasta que llegué a esta familia. Y aquí mi primera
decepción.
José: Oye… ¿Qué es esto? y de dónde
apareció esta vaina tan horrible, ¿esto es un tronco o una silla? (se burla) tú
y tus gustos por Dios. (Dirigiéndose a su
hermano)
Silla: Que se habrá creído el mamotreto
este, yo soy cómoda, hermosa y fuerte, así me idearon.
Hermano: Bueno, era de esperar que tú dijeras
esas cosas, tú no sabes de arte, así te
hubiera respondido tu hermano mayor (ríe)
Hermana: (Entrando) verdad que cosa tan horrible, ¿De dónde la
sacaste? Parece que la recogiste de un basurero. , ¿La trajiste tú José?
Hermana menor: (Masticando Chicle) ayyyy , que fea
Hermana mayor: ¡Ah...
la vi cuando pequeña, esa era la silla del abuelo?
Entrando el hermano
mayor.
Hermano Mayor: Claro que era la silla del abuelo. No entiendo cuál es el problema con la silla,
ustedes ni se imaginan el valor que esta silla tiene.
Hermana menor: ay no, hermano, no me vas a decir
que esa cosa tan fea es de algún prócer, no lo soportaría, no. no. ¡Que asco!
(José observa sin hablar algunas veces ríe)
Hermano Mayor: Pues así es y dejen la burla. Esta
silla le perteneció a Guzmán Blanco. Le he hecho todos los estudios, la he
investigado. Es de un gran valor histórico.
Todos: Que valor histórico nada.
José: Tú y tus investigaciones, todo eso
te lo metió en la cabeza mi papá, seguro que sí. (En tono de burla)
Hermano Mayor: Así es que en vez de estar hablando
tantas babosadas mejor la arreglamos.
José: Aunque no sería ni malo exhibirla.
Silla: y de esa manera fui verdaderamente
rescatada. Me pulió, me volvió a poner
hermosa, buscó mi historia y mi linaje. Y me presentaban como un tesoro.
Hermana: no se ve ni fea
Hermana menor: Bueno si ustedes lo dicen
Silla: Y así pasó el tiempo. Yo era la
reina de la casa, me mostraban. Me alababan. Hasta me amaban, a veces tenía que
soportar que en un descuido los niños de la casa. Se montaban arriba de mí. Me
maltrataban y algunos novios hacían unas cosas que me da pena contarlas pero
bueno imagínenselos. Pero no todo era felicidad. La familia cayó en desgracia.
(Se encuentran todos reunidos discutiendo)
Hermana menor: Salí bien en la Universidad (al
hermano mayor) y me ofreciste mi BEBE. ¿Te acuerdas?
Hermana mayor: Chica cuando vas a crecer, no
tenemos ni para comer y tú pensando en BEBE ¡Por Dios!
José: Bueno, bueno, no discutan. Ya hice
mis averiguaciones y hay un gringo que quiere comprar la silla en unos cuantos
dólares que resolverían todos nuestros problemas.
Hermano Mayor: Yo no quiero venderla por que esta
silla es prácticamente la única herencia de nuestro padre. Y el me la encargó encarecidamente a mi y me
dijo que nunca me deshiciera de ella. Por esta razón yo no quiero venderla. Es
una razón de sentimientos y de amor.
Todos: Hay que venderla
Hermana: Habla tú (señalando al hermano)
convéncelo
Hermana menor: Uy si, que horrible, no resisto más
esta pobreza. Di algo tú hermano, has
estado muy callado.
Hermano: Si, he estado pensando y creo que la
solución es venderla,
ella (acaricia la silla. La silla se retuerce. Se resiste a la caricia)
nos darían una muy buena cantidad de dinero y pagaríamos nuestras deudas y
el dinero restante sería para
sobrevivir mientras arreglamos nuestra situación.
José: Creo debemos hacer una subasta, es
lo más idóneo, y ganaríamos mucho más.
Silla: Que triste historia la mía, nadie me
pregunta qué quiero Yo, nadie se pone de
acuerdo. Y mientras yo sigo aquí en este
rincón esperando lo que va a pasar conmigo y preguntándome cual será mi destino.
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