domingo, 11 de septiembre de 2011

El desquiciado


Chela Palacios

Todos me dicen el desquiciado… pero nadie me comprende… nadie es capaz de preguntarme… ¿Por qué soy así?… ¿Qué realmente me pasó? Solo sé que me quedó esta cara, este dolor, este odio.

Creo que algunos nos desquiciamos por nuestra situación económica, por la pérdida de un ser amado o por mal de amores… yo me desquicie por amores. De eso no me quedó nada… ni un recuerdo. (Ríe)

Mentira, (con Cara de loco, saca la foto) de ella sólo tengo esta foto, una foto que me persigue. Me persiguen sus ojos, su voz, su sonrisa. La miro y ella sonríe. Es como si se burlara de mí, o al menos eso creo. Por qué me miran así… no estoy loco… solo estoy lleno de resentimiento, de rencor. Pero ahora se que el rencor no es hacia ella, es hacia mi… fui un inútil.

Siento que tengo que desahogarme, estoy desolado. Muchas veces ella conversó conmigo, me decía, cambia tu forma de ser, cambia tu carácter. Nada ganas con ser tan prepotente, tienes que ser humilde. Eso no te va a llevar a ninguna parte. Y yo, siempre yo: prepotente, orgulloso engreído, creído, la vejaba e insultaba. Siempre la creí menos que yo. Yo el intelectual, el sabelotodo, el come libros como ella me llamaba. No podía bajar la cabeza ante nadie. Pues ella me dio la gran lección.

Yo se, que a pesar de mis atropellos, ella me defendía. Sabía que me amaba. Pero yo iluso, lo veía normal para eso era mi mujer. Por supuesto, no trabajaba, solo leía y escribía. No aportaba nada para la casa. Y mi carácter cada día empeoraba y empeoraba… ya era realmente insoportable. Eso fue lo que me dijo. Un día quedé solo. Todo llega a su término. Y no me miren así... no me gusta que me miren, no soy ninguna victima. Además no les digo esto para que me tengan lástima. No señor.

Ahora entiendo, que por mi irresponsabilidad perdí lo que más amaba… a ella y a mi hijo. Ahora rumio mi dolor, maldigo, me desquicio. Arremeto contra el mundo. Eso me obliga a pensar ¡nadie me quiere! No tengo familia, hermanos, madre a nadie.

No queda otra que preguntarme ¿Para qué vivo?.. Miré la foto de la mujer, decidí romperla para olvidar. Eliminar todo recuerdo de la cínica, como la llamo. Pero sé que aunque rompa la foto, su cara, su sonrisa, su alegría siempre estará en mi mente.

Ahora comprendo, que la locura conduce a la más elevada sabiduría, es la madre de todas las pasiones humanas, es la originadora del amor y de la amistad. Esto lo debemos aprender, deglutirlo en un mundo donde los humanos se destruyen unos a otros con el único objetivo de obtener poder, en vez de utilizar estos esfuerzos para lograr objetivos de bien común para humanidad.

Por eso debo dejar atrás mi dolor egoísta y pensar que debo ser feliz con este loco que llevo dentro de mí, o al menos intentarlo, rectificar, buscar a mi hijo. No me conviene ser normal como todo el mundo ya que el mundo y su gente andan mal.

Definitivamente ser un loco feliz, para poder alcanzar la excelencia, armonizar mi cerebro intelectual y emocional con el cerebro social… aprendiendo a pensar, ser menos invidualista, aplicar la lógica cuando sea necesario.

La locura es sabiduría mundana, resignación y tolerancia.