Sin que me quepa la menor duda ser pasajero de Bus o de camioneticas en cualquier ciudad de Venezuela es realmente una odisea. Lo primero, llegar a la parada con dos horas de antelación, para poder encontrar puesto (parado).
Comienza el colector con voz estridente, “un poquito pa detrás. Vamos ruedense. Hagan dos filas de a dos”, El colector se dirige a donde está el equipo y coloca con todo el volumen del mundo un ballenato, comienza la canción “En la historia de la vida”. Ya desde muy temprano, las personas comienzan a tararear.
Se sube el estudiante, el colector le da la primera insultada del día, pero bueno chico, a ti no de pena, tan temprano, pagándome con ticket. Una mujer grita desde el asiento. Pero bueno señor tenga cuidado, casi esta montado arriba de mí.
Y la camioneta sigue rodando a toda velocidad, compitiendo con el otro camionetero.
El chofer le grita,
-¡Mira desgraciado! No hiciste la ruta completa, y me estas quitando mis pasajeros. Te voy a acusar en la oficina.
-No seas pato grita el otro chofer y arranca peor que mi camioneta. -Esto si es pa burro dice el chofer al colector, ahora el que se pone bravo es él, ¡tu has visto!
Luego se sube el pedigüeño
“Buenos días señores y señoras, nadie contesta. Buenos días grita el pedigüeño de nuevo, un saludo no se le niega a nadie. Bueno señores y señora yo no he venido, a robarles ni a quitarles su dinero. Solo he venido a pedirles que colaboren conmigo, acabo de salir de la cárcel de Tocuyito y no tengo dinero para regresarme a mi casa. Todo esto dicho con una cara de amenaza que a los pasajeros no le queda otra que colaborar con él… ¡claro por temor!.
Y así transcurre el día a día en un Bus o camionetita, cada caso peor que el otro. Hasta otro día.
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