La soledad reina
Mi madre a la espera
Llora con sentimiento
Nadie sabe porqué
Si le duele o no, ella solo lo sabe
Me acerco, la miro
Me ve con dolor
Trato de consolarla, no me salen palabras
Miro la foto de cristo en la pared
Pido misericordia
La curación está latente
Es una esperanza
Cuando llegará nadie lo sabe, solo Dios
Miro a través de mi ventana
Nadie llega, nadie toca el timbre.
Es un domingo cualquiera.
La vida, el silencio
En un instante se acaba la vida.
Ayer mi madre
entregada por completo al amor de sus hijos
recorría la casa, reprendía, gruñía
y al igual que el guachimán
vigilaba pendiente de todo
nada se escapaba a sus ojos, hasta katina,
la perra de la casa llevaba lo suyo.
Sentada en el porche, llave en mano...
esperaba, esperaba a sus hijos, al visitante
y mientras... reñía enérgica con Virgilia,
diciéndole ¡ah! ¡Que muchacha tan malcriada!
con Gustavo, ese muchacho antipático
con María ¡ah no mijita!, tu no eres mi mamá
Ya no más preguntas a Petra, ni a chela
Ya no más pendiente de Lila, ni de Magdaleno,
Ni de Jesús, ni de Lino, ni de tito, ni de Fernanda
Ya no preguntará por Juana, ni por Abigail
Ni por ninguno de sus nietos
Tampoco echará los cuentos de Lino su esposo
Siempre fue así.
Ahora, el silencio... el silencio.
Ya no hay regaños, ni peleas
la ágil y recia figura de mi madre se
transformó de pronto en un cuerpo sin vida.
Aguarda, aguarda al visitante inesperado
Tus hijos alrededor de tu cama
esperan reacciones que quizás no lleguen.
La espera se hace lenta,
su corazón, late fatigosamente
sus ojos, nos miran sin mirar
se llenan de lágrimas
Y me pregunto...
¿Qué hemos hecho? ¿Porque el silencio?. ¿Nos oirá?,
¿sentirá nuestra presencia?.
¿Que hay en su pensamiento?,
¿Que somos?
¿Qué nos muestra Dios a través de ti madre amada?.
entonces...
¿Cual es la verdad entre la vida y la muerte?
¿Que hay más allá?
La madre es la tierra, el agua,
la sangre que nos une
el cordón umbilical que nos ata a la vida
verte sumida en el mutismo,
sin saber....que sientes,
nos aniquila, nos consume
chela palacios 23 de enero 2006
El cuerpo de mi madre
Sin fuerzas, ni resistencia para la lucha
Espera
Un cuerpo reducido a la nada
Donde la vida
Se prolonga por inercia.
El fin se acerca, lo sabemos
Y nos negamos a que suceda
Se unen, esperanzas, angustias
Soledad, oraciones en silencio.
Háblale al oído, para que entregue lo que queda de ella
Me dicen, pero no tengo valor.
Déjenme hablar nos dijo un día
Ustedes no saben el día que ya no lo haga
y el día llegó
Y ni madre enmudeció.
Un ACV paralizó sus músculos
Paralizó su cuerpo
Quedó inerte para la vida.
Quedó inerte para expresar lo que siente
No sabemos su dolor, solo lo imaginamos.
su dolor nos hiere
Nos atormenta
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