miércoles, 16 de junio de 2010

Despedida para una amiga


“De principio a fin hay fusión de tiempos y espacios, como si la vida y la muerte fuesen una gran circunferencia donde colindamos eternamente renacidos” Odett Latuff.

…”La vida y la muerte van de la mano, una gran circunferencia donde morimos para renacer”. Esas eran palabras de Odet que descubren al lector un universo más allá de lo escrito y lo dicho. Un lenguaje donde se fusionan el tiempo y los espacios para volver a la vida. Espacios nuevos, amados y conocedores de la realidad circundante del universo y de Dios. Así era ella, capaz de inundar el espíritu de gestos y palabras, unas bajo la transformación donde salía su oficio de actriz o su profesión de teatrera. A veces, te envolvía en una atmósfera de colores con sus lienzos y pinceles o sencillamente, cada frase que leía en sus poemas, hacían sentir que la vida era ¡extraordinaria! Y que el ser humano y las personas y todos nosotros le importábamos. Así es, un día cerró sus ojos y quedamos unidos a su grato recuerdo.
Incursionó como actriz en el teatro universitario, actuando en las siguientes obras: Pelicano, Apocalipsis no1, A la Diestra de Dios Padre, El Día que me quieras entre otros.
No publicó ningún libro. Sus escritos, poemas y prosas se encuentran publicados en periódicos de Carabobo, como Notitarde y el Carabobeño, entre ellos tenemos: artículo dedicado a Torre parque, (1988) donde tomo el epígrafe de arriba. Esclavitud Vs, Creación, publicado en Letra Inversa (1988) Lo antipoético en María auxiliadora (sin fecha)
Y solo nos queda el recuerdo, el recuerdo de tus escritos como estos poemas que nos habla de su sensibilidad, de su magia poética, de su sencillez conmovedora.
Paisaje
Una voz en el agua
Asciende
Por el verdor infinito
Del azul.
Después
En su espiral multicolor
Baja por el reflejo del polvo
Y al expandirse
Crecen rojizas
Anchuras del silencio.
Cuando nos habla en su poema “Amor cromático”, sentimos el llamado a la naturaleza, a la infinitud del universo, hay una trasmutación, una transformación; al igual que la libélula, pide ser transformada en mariposa para poder libar el néctar de la flor y convertirse en estrella.
Pero, también tiene miedo, miedo a sus pájaros nocturnos que la acechan, teme despertar y encontrarse indefensa sin Dios, se nota el miedo, un miedo a la soledad, metido en sus huesos. Odet tiene la facultad de visualizar la metáfora de los colores, maravillándonos con la exquisitez de sus palabras, donde se confunde la naturaleza, su cuerpo, animales y universo; es una fusión con todos los elementos.
Amor cromático
Ven mi cuerpo, tengo sed de azules, esta noche
Ven, un martirio violeta me circunda
Y un estallido de color
me sacrifico en el blanco azulado de los
sueños.
Ven, tengo un lecho dorado en un bosque
de verde profundo
Invádeme… invítame a libar en el plateado
mundo de la estrella
Ven entonces, es un canto caracol mi
Cuerpo…
¿me extinguiré a solas en el grito de la noche?
Si no viniera, me asaltarán los pájaros
Nocturnos
De un campanario sin Dios.
En carta de abuela a nieta, carta ganadora del concurso de la Alcaldía de Naguanagua y la letra voladora (2007) vemos a una Odet madura, quizás no preparada para criar a una nieta, narra de manera si se quiere hasta jocosa y cotidiana como fue su encuentro como abuela. Sintió que el mundo se le venía encima en la medida que el tiempo iba transcurriendo y sin miras a resolver. Y le ruega a dios poder volver jugar con la nieta amada y borrar cualquier maleficio e inconveniente que pudiera haber pasado en su experiencia con la nieta.

Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando. Autor: Rabindranath Tagore

Odet Ninfa del Paraíso

En el epígrafe de Rabindranath Tagore existe una gran realidad “Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”. Y yo le agrego, mi pensamiento te seguirá hablando. Odet fue un ser humano, que hablaba directamente al corazón y de esa manera seguiremos comunicándonos con ella. Vivimos en un mundo donde nadie se prepara para la muerte. No se nos enseña que en el momento que nacemos ya tenemos preparado el día de nuestra muerte, y que no viviremos ni un minuto más ni un minuto menos.
Por esta razón, debemos comprender de una manera lógica que “La muerte”, es una experiencia por la que tarde o temprano todos los seres humanos tenemos que pasar. Aunque al principio nos hagamos los locos, nos neguemos a entender que siempre está a nuestro lado, cuidándonos, para que no cometamos ninguna locura o nos vayamos antes de tiempo.
Cuando llega el momento de la ida de un ser amado muchas veces nos entregamos al dolor y cuando alguien se nos acerca no comprendamos lo que nos dice: él/ ella, pasó a otro plano, a otra dimensión, donde no sufre, donde es feliz, es un paso para su evolución, para renacer con otras experiencias. Es un nacer para morir.
Llegó la hora de pensar que ese ser humano amado partió en busca de su liberación, de su evolución, de su libertad verdadera para convertirse en un ser de luz y que debemos tener conciencia para comprender que llorar incesantemente la ausencia, es egoísmo y que la forma de ayudar para que esa alma evolucione, es recordar lo hermoso de su existencia en la tierra, enviarle luz para que ilumine su camino dándole gracias al Creador de todo lo Creado.
”Nacer para morir”, mi querida Odet conocía el significado de estas palabras, cuando el día lunes le pregunté ¿te quieres morir?... me respondió, no me quiero morir y luego me dijo. Yo le dejé todo a Dios. En ese momento supe que Odet se despedía de éste mundo.
Luego me dijo, la experiencia ha sido muy fuerte, no sabes todo lo que he aprendido, cuando me recupere les cuento. No se recuperó y su experiencia se fue con ella. No dio tiempo para oírla más. Pero sus hermanos, familiares, su hija amada, y amigos, siempre recordarán a una Odet hermosa, alegre, filosofa, poeta, teatrera, paciente, consejera, sanadora.
A Odet, tenemos que imaginárnosla, caminando por los prados hermosos de la dimensión donde está en este momento, recitando poesías, cantando, pintando, hablando con los ángeles.
Odet joven aun para irse, se va en la plenitud de su vida, de su aprendizaje. Se va para estar en un sitio mejor, para encontrarse con sus seres amados y hermanos mayores de luz como solía llamarlos.
Y de esta manera:
Es imposible no recordar las tertulias que realizábamos Norma, Geraudi, Odet y Yo. Cada una contando sus anécdotas y experiencias.
Es imposible no recordar a Odet desprendida, amada.
Es imposible no Recordar a Odet, amando al universo,
Es imposible no Recordar a Odet observando la inmensidad del Cosmos
Es imposible no Recordar a Odet amando el mar a la naturaleza toda
Es imposible no recordar a Odet Amando al Arcoíris
Es imposible no Recordar a Odet como Ninfa del paraíso
Es imposible no Recordar a Odet como artista e irreverente
Es imposible no Recordar a Odet como hija, como hermana como madre, como amante, como mujer, como amiga.

Inesperada visitante
Nos dejó sin aliento. No nos dio tiempo para pensar.
apareció como llegan las visitas inesperadas.
Y comprendí al instante
La muerte.
es un camino largo que hay que recorrer
sin miedo
sin tapujos
sin dolor
¿Que queda después de la muerte de un ser amado?
La ausencia inexorable.
Solo el recuerdo nos acompaña
Y nos preguntamos
¿Cómo prepararnos?
La nueva era científica nos dice: Que morimos para renacer .Y que hay que trabajar en nosotros mismos, para conseguir la libertad tanto tiempo esperada.
Hay que formarse para ser un ser humano, más humano, con respeto, tolerancia, amor, hacia el otro ser humano.
Y lograr de esta manera entender que se muere para renacer.
A la vida, al amor.


Las cenizas en el mar
Cuando la vimos bajar del auto de su llegada de México.
Jamás pensamos mis amadas amigas y yo, que hoy estaríamos aquí despidiéndola en esta inmensidad en este mar amado por ella.
Pero la vida es así, cuando nacemos tenemos escrito el final, nos guste o no
así es y así será, la tierra, nuestro laboratorio de aprendizaje, nos enseña que la vida y la muerte van de la mano y que ambas son como un suspiro, inevitable.
La luz del amor
Se que la luz del amor, te guía hacia ese encuentro, que siempre añoraste
que siempre quisiste
Amada amiga, tus palabras, tu voz paciente, tu voz suave y acariciadora
Resuena en mis oídos
Y me dice:
Tú comprendes lo que siento. Estoy feliz donde estoy. Hazlo saber a mis amados que quedaron en la tierra.
Un día nos veremos
No llanto, no dolor.
Solo el amor guiará mis pasos hacia la luz.

Chela palacios, 7 de octubre de 2009

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