martes, 31 de julio de 2012

Y un día fui creada


 Y… Un día fui creada
Chela palacios
   (En el escenario se encuentra un árbol de utilería. Sale  el árbol aparece un tronco, van apareciendo uno detrás de otro se encuentran dos personas acomodando el tronco) (Aparece una silla rústica, tres telones van apareciendo, uno tras otro con la figura boceteada de la silla  y terminada. Hasta que aparece el personaje Silla)
Silla: (Se toca, estirándose) Soy una silla, de eso estoy segura ya que soy  algo mayorcita. Parece que he dormido bastante.  Al igual que la gente que me ha utilizado, he progresado y evolucionado con el tiempo. Al principio fui un árbol, me cortaron y me transformé en tronco.   Tengo apenas 150 años que recién acabo de cumplir.   Recuerdo clarito cuando fui creada. El dueño de la casa cansado de sentarse en el suelo y en troncos de palos, ideó moldear el tronco. Primero fui más horizontal que vertical, más ancha que alta, la madera maciza y gruesa, al principio era muy robusta, nada fina y así aparecí. Yo era feliz y no lo sabía. Mi verdadera historia comenzó cuando comencé a pasar de mano en mano. Se que estuve en un silencio por mucho tiempo, guardada en un rincón hasta que  llegué a esta familia. Y aquí mi primera decepción.
José: Oye… ¿Qué es esto? y de dónde apareció esta vaina tan horrible, ¿esto es un tronco o una silla? (se burla) tú y tus gustos por Dios. (Dirigiéndose a su hermano)
Silla: Que se habrá creído el mamotreto este, yo soy cómoda, hermosa y fuerte, así me idearon.
Hermano: Bueno, era de esperar que tú dijeras esas cosas, tú no sabes de arte, así  te hubiera respondido tu hermano mayor (ríe)
Hermana: (Entrando)  verdad que cosa tan horrible, ¿De dónde la sacaste? Parece que la recogiste de un basurero. , ¿La trajiste tú José?
Hermana menor: (Masticando Chicle) ayyyy , que fea
Hermana mayor: ¡Ah...  la vi cuando pequeña, esa  era la silla del abuelo?

Entrando el hermano mayor.
Hermano Mayor: Claro que era la silla del abuelo.  No entiendo cuál es el problema con la silla, ustedes ni se imaginan el valor que esta silla tiene.
Hermana menor: ay no, hermano, no me vas a decir que esa cosa tan fea es de algún prócer, no lo soportaría, no. no. ¡Que asco! (José observa sin hablar algunas veces ríe)
Hermano Mayor: Pues así es y dejen la burla. Esta silla le perteneció a Guzmán Blanco. Le he hecho todos los estudios, la he investigado. Es de un gran valor histórico.
Todos: Que valor histórico nada.
José: Tú y tus investigaciones, todo eso te lo metió en la cabeza mi papá, seguro que sí. (En tono de burla)
Hermano Mayor: Así es que en vez de estar hablando tantas babosadas mejor la arreglamos.  
José: Aunque no sería ni malo exhibirla.
Silla: y de esa manera fui verdaderamente rescatada. Me pulió, me volvió a poner  hermosa, buscó mi historia y   mi linaje.  Y me presentaban   como un tesoro.
 Hermana: no se ve ni fea
Hermana menor: Bueno si ustedes lo dicen
Silla: Y así pasó el tiempo. Yo era la reina de la casa, me mostraban. Me alababan. Hasta me amaban, a veces tenía que soportar que en un descuido los niños de la casa. Se montaban arriba de mí. Me maltrataban y algunos novios hacían unas cosas que me da pena contarlas pero bueno imagínenselos. Pero no todo era felicidad. La familia cayó en desgracia.
(Se encuentran todos reunidos discutiendo)
Hermana menor: Salí bien en la Universidad (al hermano mayor) y me ofreciste mi BEBE. ¿Te acuerdas?
Hermana mayor: Chica cuando vas a crecer, no tenemos ni para comer y tú pensando en BEBE ¡Por Dios!
José: Bueno, bueno, no discutan. Ya hice mis averiguaciones y hay un gringo que quiere comprar la silla en unos cuantos dólares que resolverían todos nuestros problemas.
Hermano Mayor: Yo no quiero venderla por que esta silla es prácticamente la única herencia de nuestro padre.  Y el me la encargó encarecidamente a mi y me dijo que nunca me deshiciera de ella. Por esta razón yo no quiero venderla. Es una razón de sentimientos y de amor.   
Todos: Hay que venderla
Hermana: Habla tú (señalando al hermano) convéncelo
Hermana menor: Uy si, que horrible, no resisto más esta pobreza.  Di algo tú hermano, has estado muy callado.
Hermano: Si, he estado pensando y creo que la solución  es  venderla,   ella (acaricia la silla. La silla se retuerce. Se resiste a la caricia) nos darían una muy buena cantidad de dinero y pagaríamos nuestras deudas  y  el  dinero restante sería para sobrevivir mientras arreglamos nuestra situación.
José: Creo debemos hacer una subasta, es lo más idóneo, y ganaríamos mucho más.
Silla: Que triste historia la mía, nadie me pregunta  qué quiero Yo, nadie se pone de acuerdo. Y mientras  yo sigo aquí en este rincón esperando lo que va a pasar conmigo y preguntándome  cual será mi destino.

 



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