sábado, 8 de diciembre de 2007

el camino del tao y de la espiritualidad

Krishnamurti
Maestro del diálogo constante
“Para transformar la sociedad, el hombre tiene que transformar su conciencia individual”
Hablar de un maestro como Jiddu krishnamurti no es nada fácil, es encontrarse con un mundo que aunque cotidiano es difícil por que siempre tendemos a taparlo diariamente con nuestros defectos y nuestro corazón humano.
Se hace necesario entonces visualizar una nueva manera de ver la vida para poder comprender al maestro del diálogo constante.
Según lo que he logrado observar a través de sus lecturas; Jiddu krishnamurti era un hombre enérgico, mágico, manejaba lo extrasensorial.
Poseía un aura poderosa que imantaba su cuerpo, cuando hablaba tenía el poder de hipnotizar al público, ese mismo poder que conseguimos en sus lecturas.
Un poder que quizás ni el mismo conocía. Rechazó lo que muchos le decían que era el nuevo Gurú o protector del mundo.
La primera etapa de su vida
Krishnamurti nació el 11 de Mayo de 1895 en Madanapalle, un pueblo entre Madrás y Bangalore, según el cálculo hindú. (A las 0.30 hrs. de la madrugada del 12 de Mayo según el cómputo occidental).
Como octavo hijo nacido, varón, de acuerdo con la ortodoxia se llamó Krishnamurti en honor a Shri Krishna que también había sido un octavo hijo.
Su infancia fue enfermiza, casi muere de malaria, esta enfermedad lo mantuvo lejos de la escuela lo cual lo acercó más a su madre, quien representó la persona mas importante en su vida. Su madre era devota, caritativa y con características de psíquica.
De allí el apego que el le manifestaba, y justo cuando tenía diez años de edad fallece la madre afectándole de manera singular, quedó muy confundido y desolado.
En 1909, su padre pidió ayuda a la señora Annie Besant, presidenta de la sociedad Teosófica además se le otorgó una pequeña casa fuera del complejo residencial.
Así, junto a su hermano Nytia, pudo asistir a la escuela en Nylapora, donde Krishnamurti se caracterizaba por su indiferencia hacia los estudios
En esta época se publicó su primer libro «A los pies del Maestro», con el seudónimo de Alcyone.
Al ser consultado posteriormente sobre quién escribió el libro, Krishnamurti respondió: «ese hombre ha desaparecido», y se negó a dar más información.
Como fue su vida
Su vida transcurrió de manera favorable. Pero a pesar de ello estuvo contrariada por dolores personales, enfermedades pequeñas y recurrentes.
Las cuales desaparecían como por arte de magia cuando estaba ante su público y le convertía en poderoso orador, introspectivo, en el cual la energía pura de la sabiduría se manifestaba como un río.
Al igual que todos los seres humanos comunes pasó por dolores y sufrimientos una de ellas la muerte de su hermano.

También, la lucha que mantuvo para que no lo consideraran una divinidad, el odio de sus enemigos, la traición de sus “discípulos”.

Todo esto lo expresó en conferencias, poemas, libros, diarios, meditaciones e introspecciones inéditas, en donde plasmó toda la energía que había tomado su cuerpo, en conjunto con su inteligencia, para decirnos todo lo que nos queda de él.

Fue un hombre sabio, su sabiduría manaba de una fuente interna, tenía permanente paz y armonía y un dialogo constante consigo mismo y en perfecta armonía y paz.

Los secretos más hondos de la realidad física, la materia, se enlazaban con la palabra absoluta, en un encuentro de mentes que se desplazaban en el tiempo buscando respuestas.

Sus enseñanzas
Cuando Krishnamurti nos decía: “La creencia ata, la creencia aísla” que no se trata de que debamos cambiar de creencias, ni tampoco sustituir una religión por otra, sino más bien estar libre para afrontar la vida en el día a día.
Y nos preguntamos ¿Cómo podemos hacerlo, como deslastrarnos de todas nuestras creencias? ¿Qué es la verdad?
La verdad, según krishnamurti “está en tener capacidad para afrontar todas las cosas de un modo nuevo, de instante en instante, sin la reacción condicionante del pasado, para que no surja ese efecto acumulativo que obra como barrera entre uno mismo y aquello que es”.
Para comenzar a comprendernos a nosotros mismos debemos ser capaz de observarnos, aprender a vaciar nuestra mente de conocimientos y de creencias, dogmas y comenzar a trabajar en mente creativa huir del miedo al vacío, a la soledad, al estancamiento, a no prosperar, a no triunfar, a no ser algo o alguien y nos hacemos de nuevos preguntas...
¿Será por ese miedo que aceptamos las creencias? Entonces, quiere decir, que si tenemos fe en una creencia ¿ no podemos comprendernos a nosotros mismos?.
SI, una creencia, política o religiosa, impide la propia comprensión. Obra a modo a pantalla, a través de la cual nos observamos a nosotros mismos. Y nos preguntamos…
¿Podemos observarnos a nosotros mismos sin creencias? Si suprimimos esas creencias las muchas creencias que uno tiene, ¿queda algo para observar?
“Si no tenemos creencias con las cuales la mente se haya identificado, entonces la mente, sin identificación alguna, es capaz de observarse a sí misma tal cual es, y ahí, ciertamente, está el comienzo de la propia comprensión”.
Como transformarnos
Krishnamurti era de los que creía que para transformar la sociedad, el hombre tenía que transformar su conciencia individual, se puede decir que este era el núcleo central de su enseñanza. Indudablemente para que esto suceda y no se vuelva una debilidad, una esclavitud y el individuo pueda crecer, hay que descubrirse interiormente conocerse, ver por si mismo, descubrir la verdad
Su mérito es quizás el de ser un gran desmitificador, un destructor de ilusiones, probablemente el principal subversor en el más estricto sentido de la palabra del (des)orden, que ha visto nuestro siglo.
Para el buscador de la verdad, su lectura es un reto ineludible, y lo que se haga luego con esa lectura es cuestión de cada uno.
Su propuesta pasa por un completo sinceramiento del hombre para consigo mismo, la honestidad hasta sus últimas consecuencias, ver lo que es; que resulta en una integridad más allá de lo imaginable, y por ende fortaleza y libertad total.
La consecución de esta propuesta, resulta en la transformación de la conciencia humana en su totalidad. Su punto de partida, el hombre que ve como están las cosas, tanto en el mundo como en su propio ser, y se hace cargo.
Según Krishnamurti el hombre por si solo no conoce la verdad, ni lo que es el amor, puede leer todos los libros y llenarse de teoría y jamás comprenda verdaderamente ya que estas cosas no se deben intelectualizar
“La Verdad viene de adentro, viendo por usted mismo. Es cierto que la forma convencional de adquirir conocimiento es leyendo o escuchando, pero para comprender tiene usted que penetrar directamente por la observación silenciosa. Sólo entonces usted comprende”.
Krishnamurti, aunque ya fallecido (1986), es la punta de lanza que abrió paso a través de todas las fronteras de lo conocido, yendo más allá, hasta lo incognoscible, sus dichos no se basan en doctrina alguna, ni conforman tampoco una nueva doctrina.
Referencia

Krishnamurti. (1979) La libertad Primera y Última. Editorial Sudamericana. S.A. Buenos Aires.
Krishanamurti. (1978-1979) Y la Educación. Editorial Sudamericana. S.A. Barcelona. España.
Krishnamurti.(1985) La Llama de la Atención. Editorial Sudamericana. S.A. Barcelona. España
Krishnamurti. (1978-1983) Principios del Aprender. Editorial Sudamericana. S.A. Barcelona. España.
Lutyens, Mary. (1979) Krishnamurti y los Años del Despertar.Editorial Orion. Mexico.
http://www.actosdeamor.com/krishnamedita.htm
http://www.oshogulaab.com/JIDDU/TEXTOS/JIDDU-meditacion.html

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